POR MARIANA RANGEL MERCADO
Adam Smith, el padre de la economía moderna, concluyó en su libro La riqueza de las naciones que el interés propio es “la mano invisible” que lo mueve todo, en cuanto a economía se refiere. Sin embargo, Katrin Marçal, autora de ¿Quién le hacía la cena a Adam Smith? lo refuta planteando que existe una segunda economía, invisibilizada, sin la cual lo que describe Smith no sería posible.
Para que unos salgamos a trabajar, alguien se quedó en casa a realizar la limpieza, a cuidar a los niños, a lavar la ropa y a preparar la comida. Si vives en México es muy probable que esta “mano invisible” sea una trabajadora del hogar quien, a pesar de desempeñar un papel primordial en el desarrollo económico, cumple un trabajo invisibilizado de forma sistemática.
“Igual que muchas compañeras, yo estaba estudiando y trabajando para sacar mi carrera y no valoraba o no entendía la importancia del trabajo del hogar, lo que nos permitía el trabajo del hogar”, explica Ana Sofía Pablo, ex trabajadora del hogar y coordinadora de proyectos en el Centro Nacional para la Capacitación Profesional y Liderazgo de las Empleadas del Hogar (CACEH).
La trabajadora del hogar: invisible pero fundamental
Según los registros oficiales, en México contamos con más de 2.4 millones de trabajadoras y trabajadores del hogar, el 91 % son mujeres y un porcentaje importante son menores de edad. La mayoría, además, trabaja sin derechos laborales básicos; es decir, no cuentan con contratos, seguro médico, vacaciones pagadas, ni derecho a aplicar a una vivienda.
Asimismo, trabajan más horas que las permitidas por ley, sin día de descanso y, en muchos casos, se les paga menos que el salario mínimo. Exacerbando el problema, existe la modalidad “de planta” en la cual la trabajadora vive con la familia que la emplea, incrementado de forma significativa su explotación.
“Imagínate trabajar 12 horas al día, que descanses tres y luego trabajar toda la noche cuidando a un adulto mayor. De repente, se pasan mucho en los abusos en esas casas… Las trabajadoras del hogar piensan que eso es normal, pero eso no es normal, eso es una forma de discriminación”, agrega María Nancy Rojas, trabajadora del hogar en sus tiempos libres y coordinadora de capacitación en CACEH.
Análisis espacial del hogar: el rol de la arquitectura
Si vemos el plano de cualquier residencia de clase media y clase alta en México, –especialmente las casas y departamentos construidos a lo largo del siglo XX– encontraremos un espacio muy peculiar, en ocasiones rotulado con las iniciales C.C. o C.CR. y este cuarto parece carecer de sentido.
Patio de servicio de casa neocolonial construida en 1930´s en Ciudad de México. Fotografía tomada por Mariana Rangel.
Construido fuera de la lógica constructiva y espacial, oculto entre los resquicios de la residencia, descubriremos el “Cuarto de la criada” o “Cuarto de servicio” que por regla se ubica en los espacios indeseables: el sótano húmedo, el ático oculto, el hueco inaccesible, entre los tinacos de la azotea y el tanque de gas. Las reglas mínimas del diseño no aplicaban en este mundo de invisibilidad forzada.
Este espacio, accesorio a la burguesía, representa la normalización de la segregación, del cual la arquitectura es cómplice. Lo más probable es que si visitas estas casas, jamás te encuentres con estos espacios, ya que fueron deliberadamente colocados fuera de la vista de sus dueños y desconectados de los recorridos “internos”. Por eso, para conocerlos es necesario buscarlos.
Fotografía de los carteles que se repartieron como parte de la exposición “Habitaciones de servicio” en su instalación del 2012 en Lima, Perú.
Trabajos y búsqueda de análisis
Arquitectura de servicio
La artista Daniela Ortiz (Lima, 1985) ha presentado en dos ocasiones (2012 y 2015) la instalación Habitaciones de servicio, un análisis de casas ubicadas en Perú y México. El estudio se enfoca en la “arquitectura de servicio”, comparando las dimensiones que se le otorgan de “espacio vital” a las trabajadoras del hogar contra las dimensiones de las otras habitaciones de la casa y su ubicación dentro de esta.
Vista de la instalación “Habitaciones de servicio” 2012. Por la artista Daniela Ortiz.
La exposición del 2015 fue curada por Mauricio Patrón Rivera, subdirector de CACEH; como parte de la dinámica, las trabajadoras del hogar fueron invitadas a realizar parte del análisis del espacio que les ofrecen estas viviendas:
“Eran planos de casas de la CDMX, Monterrey y Guadalajara, estaban hechas por arquitectos famosos. Analizamos cómo estaban destinados los espacios para los empleadores y sus familias, pero sobre todo, cómo estaban destinados los espacios para nosotras, las trabajadoras del hogar… Desde la ubicación de estos espacios, pues hay una segregación importante que se veía en estos planos…
Hay veces que los cuartos están cerca de los boilers y las tuberías de gas, son lugares riesgosos. No sólo analizábamos en dónde se ubicaban si no también las dimensiones, eso no puede ser un cuarto. También pusimos atención a los acabados, cómo los arquitectos diseñan casas muy bonitas, desde las losetas, el azulejo, los pisos, los colores, los muebles… pero para el de las trabajadoras del hogar no, ni siquiera, si acaso tiene un aplanado, pero no tiene color, no tiene acabados bonitos, es algo gris. Desde ahí nosotras no estamos consideradas como personas que podemos trabajar en las casas y debemos tener un espacio digno”, comenta Ana Sofía Pablo López.
Domestic Orbits
Por otro lado, la arquitecta mexicana Frida Escobedo publicó en 2019 Domestic Orbits, un ensayo especulativo de cartografía crítica, que analiza las trayectorias de las trabajadoras del hogar y cómo se articula el espacio de acuerdo con configuraciones específicas de género, clase y raza, y cuestiona “la dualidad entre lo visible y lo invisible, los que cuentan y los que no.”
Fotografía de la publicación ”Domestic Orbits” página 6-7
“Si algo se describe en un plano arquitectónico, es la naturaleza de las relaciones humanas”. Robin Evans, Figures, Doors and Passages, 1978.
Por los derechos de las trabajadoras del hogar
En el 2000 nació el CACEH, para reforzar una lucha que lleva años. La comunidad está integrada por y para empleadas y se enfocan en el aprendizaje sobre ser mujer, trabajadora y empleada del hogar. Capacitan y luchan por los derechos de las y los trabajadores del hogar.
Ana Sofía Pablo y María Nancy Rojas comparten las batallas ganadas, al menos en términos de ley, y lo que siguen buscando. En 2018, por ejemplo, lograron que la Suprema Corte de Justicia de la Nación reconociera el derecho que tienen las trabajadoras del hogar a afiliarse a la seguridad social, marcando un hito en el avance a la lucha por la no discriminación. Como parte de su agenda, CACEH está luchando por que se le otorgue el derecho a las trabajadoras del hogar a una vivienda propia.
“Lo primero que se hizo fue la reforma a la Ley Federal del Trabajo, el 2 de julio del 2019. Una de las cosas que metimos es que las trabajadoras del hogar que estén de planta tengan una habitación decorosa, de higiene, y que nos permitieran tener todas las condiciones dignas. Una cosa es tener esta condición en el hogar de los hogares, y otra que también se menciona es que las trabajadoras del hogar tengan el derecho a contar con una vivienda propia”, añade Ana Sofía Pablo.
Voces y perspectivas: orgullo y superación
Tanto Ana Sofía como María Nancy nos invitan a explorar los recursos disponibles para apoyar la búsqueda de la igualdad y, ¿por qué no? A cuestionar los propios, aquellos que habitamos y disfrutamos gracias a las y los trabajadores del hogar.
“Ahora ya existen varias herramientas para poder garantizar los derechos de las trabajadoras del hogar. Ya no pueden decir que no hay información sobre esto, en CACEH tenemos una guía de registro de seguridad social, un tabulador de salarios al momento de contratar a la trabajadora del hogar, y la aplicación Dignas, que es una herramienta digital que permite, tanto a empleadores como personas trabajadoras del hogar, calcular prestaciones como aguinaldo, vacaciones, finiquito o liquidación”, puntualiza Ana Sofía.
En CACEH también cuentan con cursos de profesionalización en el hogar (lo cual les permitirá cobrar un mejor salario), así como certificados en el cuidado de adultos mayores, niños, mascotas y cuidado personal.
“Me gusta lo que hago, no me da pena decir que soy trabajadora del hogar, al contrario, gracias a ser trabajadora del hogar tengo mi casa en Colombia, mi mamá ya no trabaja y pude terminar de estudiar… El trabajo del hogar me ha dado la oportunidad de hacer lo que yo he querido, de superarme y no me da pena,” dice orgullosa María Nancy Rojas.
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@cacehmx (FB y Twitter)
Mariana Rangel Mercado (CDMX, 1995) es arquitecta egresada de la Universidad Iberoamericana. Entiende la arquitectura como un motor de cambio que afecta tanto nuestro humor y nuestra salud, como las dinámicas sociales y la relación humana con el medio ambiente. Actualmente trabaja de forma independiente y continua sus estudios en la comprensión de las afecciones físicas y psicológicas del espacio que nos rodea.