El proyecto es Anthracite y la cerámica es el medio para crear objetos que nacen como exploraciones personales a través de diferentes técnicas y una forma de hacer diseño alejada de la producción en masa.
Gracias a unas clases de cerámica dentro de su formación universitaria, Laura Mayagoitia, una joven diseñadora industrial, comenzó a experimentar con este material y junto a su hermana Paula, empezaron con algunas piezas utilitarias en el estudio de su casa, probando colores, formas y acabados.
“La cerámica es un material amigable para empezar a experimentar y expresarte como diseñador y creo que el reflejar el valor y significado que le doy a mis piezas ayuda a que muchas personas conecten con mi trabajo”, explica Laura.
El lenguaje evolutivo de la cerámica: Un diálogo con Laura Mayagoitia
Con los años, las hermanas Mayagoitia descubrieron un lenguaje propio en la cerámica y aprovecharon la nobleza del material. El proyecto ha evolucionado y tomado el cambio como un valor dentro de sus piezas, que siempre evolucionan y encuentran nuevos caminos.
Laura nos abrió las puertas de su taller y esta es parte de la conversación que queremos compartir contigo.
¿Qué es la cerámica experimental?
Además de la parte más artística y personal de la cerámica, me gusta combinar técnicas de producción y probar con distintos componentes; me gusta que aunque la estudies, practiques y formules, es imprevisible. Al experimentar borras un poco las expectativas, se elimina la presión de la perfección y la imposibilidad incita a explorar rutas de creación desconocidas. Claro que la cerámica es metodológica pero justo, el no seguir el proceso de diseño al pie de la letra y abandonar un poco la certeza, da pauta para generar nuevas ideas.
¿Qué hace a las piezas de Anthracite tan especiales y únicas?
Para mí los objetos son contenedores de cultura, nos hablan del contexto en el que son creados; me gusta el cruce entre la función y la no-función o la ambigüedad de la función, el ver más allá de la utilidad del objeto. Muchas veces el objeto funciona como un pretexto y es en realidad un punto de conexión con el proceso con el que fue elaborado y con la persona que la creó. Lo más especial para mí es enfatizar la naturaleza del material; las particularidades o irregularidades son la mejor parte: reconocer el paso del tiempo, la degradación, la imperfección y los defectos como símbolo de belleza.
¿Cómo nace el diseño de cada pieza de Anthracite?
Siempre es diferente. A veces me gusta trazar formas, planear cómo generarla y después desarrollarla. En ocasiones lo decido sobre la marcha; creo que pensamos mientras hacemos y hacemos mientras pensamos. Mi inspiración viene de muchas partes: los rituales cotidianos, la cultura japonesa, emociones, personas, memorias, objetos, Isamu Noguchi, música o arquitectura.
¿Cuánto tardas en hacer una pieza y en qué consiste el proceso manual de creación?
Cinco días aproximadamente. Mi proceso empieza generando el material, de polvo a líquido, incorporando todos los componentes; dejo reposar para que todo se integre, después aplico algún método como vaciado, pellizco o construcción por placas, dependiendo de la pieza que vaya a generar; dejo secar, pulo, quemo, esmalto y vuelvo a quemar.
¿Qué consejo le darías a los creadores jóvenes que buscan experimentar con nuevas técnicas?
Para mí, lo más importante es tener curiosidad y ser observador. Hacer del crear un hábito y no estancarse en la planeación. Ignorar las modas y tendencias y centrarse en encontrar un enfoque y voz propia, creo que nuestros intereses inusuales son lo más cool de cada uno.