Por Lu Nieva y Maru Monroy
Dignificar y rescatar los oficios y el trabajo artesanal, fomentar el comercio justo y consciente, y promover la moda no masiva son la propuesta activa de Alicia Gamboa y Rosa María Garduza –Rosma–, un par de artesanas-diseñadoras originarias de Yucatán.
Su espacio de venta y taller es B&G Atelier, ubicado en una vieja casona de la calle 43, en el centro de Mérida. Una vez que hayas cruzado la doble puerta de madera con cristal, te recibirá el olor a piel curtida, los zapatos hechos a mano por Alicia, las piezas de joyería en latón creadas por Rosma, frases escritas en la pared, las antigüedades y las prendas de ropa preamada que favorecen la economía circular. Luego, las artesanas te invitan a recorrer su espacio de trabajo insistiendo en que no hay zonas a las que no puedas pasar, haciendo mágica y especial la visita entre hormas, máquinas de coser, punzones, hilos de metal, mesas de trabajo, lámparas y perlas.
El equipo de trabajo de B&G Atelier
Ambas son yucatecas, artesanas, diseñadoras y antropólogas, de ahí que las piezas que cada una elabora sean un discurso de trabajo dignificante, creatividad, rescate de técnicas ancestrales, modernidad, herencia, imperfección y consumo consciente. No solo las une la pasión por su trabajo, también el sentido que dan a la comunidad y su ética laboral.
Alicia, la zapatera
Hace 20 años, Alicia Gamboa decidió convertirse en zapatera. Su inspiración fueron los pequeños talleres artesanales de ciudades como Berlín, Lisboa o París, en los que se exhibían los productos en las vitrinas que daban a la calle mientras que en el interior se encontraba el taller de sombreros, corsés, zapatos y joyería. Aprendió el oficio en Suiza, en el Kurszentrum Ballenberg, una escuela dedicada a la recuperación de oficios tradicionales y 10 años después, regresó a Mérida y con Franz Bieri abrió B&G Atelier, cumpliendo su sueño de ser zapatera en su propio taller. Aquí, los zapatos se crean desde cero, es decir, desde que se toma la medida, se elige la piel, se corta y cose a mano o a máquina según sea el caso, y se entregan o se envía hasta donde el cliente lo desee.
Rosma, la joyera
Rosma se presenta como artesana-diseñadora. Estudió antropología y esta formación es una clara influencia en sus joyas. En el quehacer artesanal tiene más de 20 años y 12 impulsando su propuesta de joyería, Caravana, que se caracteriza por una estética deliberada por lo crudo, lo burdo y lo potente que se manifiesta en formas sencillas con una clara exposición de la estructura de la pieza. En su trabajo incorpora técnicas y herramientas tradicionales y trabaja a la par con José Ambrosio Tzuc, maestro artesano, con quien experimenta las transformaciones del metal y tiene la apertura para involucrar en los procesos las imperfecciones y accidentes, aprovechando las pátinas en los metales como recurso básico para otorgarle carácter a cada una de las piezas.
Objetos que permanecen, trabajo dignificante
El proyecto de Alicia y Rosma busca generar conciencia y dignificar el trabajo artesanal, por lo que con regularidad realizan talleres y pláticas sobre el tema. Su tienda-taller es un espacio de acogida, no solo para exposición y venta del trabajo de otros artesanos y emprendedores, sino también para hablar, discutir e imaginar temas como el valor de los oficios, los circuitos de comercialización o el consumo responsable ya sea en lo social o en lo ambiental.
Enfatizan que lo más importante que podemos hacer como consumidores conscientes es informarnos, saber si las piezas que adquirimos reconocen el trabajo de quienes participaron en su realización y que sean remunerados de manera justa; también saben que no es tarea sencilla y ponen como ejemplo los bazares que se crean sin un concepto guía y en donde los comerciantes únicamente son revendedores, muchas piezas provienen de países con mano de obra barata o en sus procesos hay explotación, o no se reconoce el trabajo de los artesanos involucrados.
“El primer paso es informarse y no es fácil, el consumidor tiene la última decisión de a quién comprarle, cómo paga, cómo funciona”, explica Alicia Gamboa.
B&G Atelier: Dignificando el oficio artesanal
Sobre el trabajo artesanal, Rosma y Alicia recalcan la importancia de autonombrarse artesana / artesano, ya que existe una mala concepción del término por la falta de dignificación del mismo, provocando que los oficios sean menospreciados e incluso, que muchos artesanos estén renuentes a denominarse como tales. Al colaborar artesanos y diseñadores, es esencial reconocer el valor y dificultad que involucra el proceso de fabricación, así como dar la autoría, reconocimiento y remuneración económica adecuada por este.
“Para mí, una fórmula básica es el no paternalismo, cuando escucho ‘mis bordadoras’, ‘mis mujeres’ ,’mis trabajadores’ me da una pista de que no existe esa relación de dignidad, de relacionarse desde el intercambio y la colaboración”, explica Rosma Garduza.
Por ello, ambas se sienten orgullosas de ser reconocidas como artesanas-diseñadoras. En este binomio participa el proceso de creación, la investigación y la preservación de técnicas ancestrales que se transforman con las manos, herramientas básicas y el uso limitado de máquinas y motores.
“Realizar la pieza con tus propias manos, rescatar la tradición y poseer tus propios medios de producción te hacen artesano”, afirma Alicia.