Alan Rojas Marín (Minatitlán, Veracruz, 34 años) es el director creativo de Taller Héctor Barroso y con sus ilustraciones sacude el mundo de la representación arquitectónica.
Llegó al taller hace aproximadamente cinco años. No sabía que dentro de sus labores tendría que hacer renders o ilustraciones y al trabajar su primera imagen esta no fue aprobada. Alan se propuso mejorar, comenzó a preguntar entre sus colegas y conocidos, a investigar y sobre todo, a experimentar.
El viaje creativo de Alan Rojas Marín
“Llegaba al taller preguntándome, ‘¿qué pasa si hacemos esto?’ o ‘¿qué pasa si metemos esto?’, a veces funcionaba y a veces no, pero esto me ayudaba a tener un poco más de criterio para hacer lo que ahora se conoce como el estilo del taller”, explica Alan.
Dentro de su proceso de aprendizaje, se enfocó en lo que los proyectos buscaban representar. Apoyándose en la filosofía del taller, basada en la honestidad de los materiales y el uso de luz natural, nació la imagen gráfica del mismo, la cual es el resultado de un trabajo en equipo.
Entre luces y sombras: El arte de modelar con significado
“Cuando empiezo a modelar un proyecto me meto a las juntas de diseño, poco a poco veo cómo hacen el proyecto y yo trabajo como el emisor del mensaje que quiere dar el edificio a partir del taller”, comenta Alan.
De la mano de programas de modelado 3D, Alan juega con las sombras y luces naturales que se generan dentro del espacio, es por esto que para él es muy importante conocer un proyecto desde su concepción, materialidad y orientación.
“El hecho de que haya una buena imagen es porque hay un buen proyecto, uno pensado”, explica.
Cada imagen creada en el taller transmite la conexión y diálogo con el cliente, por lo que Alan asegura que lo más importante no es el generar un espectáculo visual, es conectar con la empatía del espectador.
Asimismo, dentro de estas imágenes siempre existe una narrativa clara, misma que viene desde conocer al cliente y poner pequeños elementos de su historia personal dentro del espacio, hasta el repetir un objeto particular en todas las escenas de un mismo proyecto.
“Son esos elementos no arquitectónicos los que conectan cada imagen para contar una narrativa”.
El mundo ilustrativo entre imágenes y narrativas
Alan colecciona imágenes desde pequeño; siempre que le gustaba una, la guardaba. Terminó con una gran biblioteca de recuerdos que ahora utiliza en sus proyectos. Colocar pequeños fragmentos de estas imágenes en sus ilustraciones le ayudan a crear narrativas que terminan conectando con él y con el cliente.
Además de trabajar en el taller, Alan también realiza trabajos de ilustración personales, en los que juega con objetos cotidianos e incluso, con piezas artísticas de amigos, colocándolas en diferentes contextos o cambiándolas de escala, creando paisajes nuevos y ejercitando su creatividad.
Por último, Alan Rojas recuerda que llegar a trabajar en lo que te apasiona requiere de mucho trabajo, tiempo y sobre todo, paciencia. Es importante experimentar y mantenernos curiosos ante las nuevas ideas.
“Esto es como una banda de rock: empiezas tocando covers hasta que llega un punto en el que sacas tus propias canciones”, concluye.