Por Daniela Jacquez
La arquitectura y la gastronomía son disciplinas parecidas. Ambas tienen la capacidad de crear experiencias multisensoriales y de transportarnos de un lugar a otro con la ayuda de colores, sensaciones, texturas y aromas. Por ello Tania Aguilar (25 años, Aguascalientes), fundadora y rostro detrás de Tarela repostería, decidió mudar de carrera y cambió la arquitectura por un cake studio.
Tarela repostería es un proyecto de diseño de experiencias en el que no se cocinan y preparan pasteles, más que nada se enfocan en crear experiencias, desde que envían el menú, durante el proceso de diseño del producto hasta el resultado final que en este caso es la degustación.
Hacer un pastel es similar a diseñar cualquier otra cosa pues va desde una idea general hasta un resultado particular, pasando por bocetos, pruebas de degustación y un proceso de elaboración.
De arquitecta a repostera
La historia de Tarela repostería nace de la curiosidad y necesidad de una estudiante de arquitectura por generar un ingreso extra haciendo aquello que conocía y disfrutaba hacer, sin darse cuenta de que esta decisión sería la que guiaría su trabajo como profesionista y además, se convertiría en su pasión.
“Siempre me gusto trabajar con mis manos, diseñar, imaginar cosas que no existen y pasarlas al plano de lo tangible”, explica Tania, “crear cosas que no se encuentran en otro lado y realizar actividades que me ayuden a conectar con mi cuerpo y con mi lado creativo y el hecho de prepararme como arquitecta me enseñó que el diseño se vive desde muchas áreas, puedes crear desde espacios hasta experiencias y todo lo que va de por medio”.
Fusión de pasiones
Para Tania, las dos disciplinas se fusionan de una manera mágica; sin embargo, lo importante es aceptar que ejercer arquitectura desde un área de gastronomía no significa que no haya aprovechado mi formación como arquitecta sino que soy un nuevo exponente de lo que es esta profesión y un ejemplo de lo que se puede crear con ella.
Un pastel o un postre es para ella como una obra arquitectónica: comparten aquello de que”de la vista nace el amor”, pues tanto en una obra arquitectónica como en un platillo se busca que la fachada llamen la atención del usuario.
“Es lo mismo en la comida, tienes que crear una experiencia. Lleva un proceso creativo desde lo general hasta lo particular. Igual que la arquitectura requiere tiempo, todo es cuestión de práctica. Estar dispuesto a llevar el proceso y está bien. Ambas llevan su prueba y error, pero no son inmediatas”, comenta la egresada de la Universidad de Aguascalientes.
El fascinante proceso de diseño en arquitectura y pastelería en Tarela
Al hablar del proceso de diseño y elaboración, Tania explica que ambas disciplinas comienzan con un usuario o cliente, que es quien habitará el espacio o consumirá el alimento, es necesario conocerlo, interactuar y conectar para crear algo que sea significativo para él o ella.
El siguiente punto son los bocetos o planos: hay que conceptualizar las ideas y pasarlas al plano del papel para después trasladarlas a una realidad tangible, para esto es importante experimentar, conocer tu propio proceso creativo, aceptarlo y disfrutarlo.
Finalmente, puedes comparar a costos y presupuestos para calcular la cantidad de materiales o ingredientes que se requieren, y en cuanto a la estructura, es curioso porque los grandes pasteles de bodas efectivamente deben contar con una; generalmente se arman en el sitio y el armado correcto asegura que el pastel llegue a su lugar sin sufrir daños. Por último, los acabados que son lo que el cliente verá a primera vista. Es la presentación del espacio y en su caso, del pastel.
Pero lo más importante, destaca Tania Aguilar, es que al igual que en la arquitectura, no debes permitir que la forma le gane a la función, es decir, no importa qué tan bonito o increíble se vea un pastel o un postre si no puedes comerlo y en cuanto al espacio, no importa si es bellísimo pero no puedes habilitarlo, debes de cumplir con la labor de diseñar y crear cosas que funcionen y respondan a las necesidades del usuario, sin encasillarte ni dejar de experimentar.