Cuestionar la normatividad de la época para la generación de ideas novedosas que den pie a la creación y dar paso a las disidencias, es el camino que eligió Eileen Gray (1878-1976), una de las primeras diseñadoras industriales reconocida internacionalmente.
¿Quién es Eileen Gray?
Nacida en una familia cercana a la élite británica, en una época en la que no era común ver a una mujer en roles directivos, encontró su vocación en nichos relacionados al diseño interior y la decoración.
A principios del siglo XX, se estableció en París y al estudiar pintura y prepararse para ingresar a L’école des Beaux-Arts, participó de forma activa en círculos de lesbianas en los que se discutían las ideas vanguardistas de la época.
Esta diseñadora, pionera del movimiento modernista, reformuló ideas sobre las relaciones del espacio y junto a Jean Badovici, su pareja en ese momento, las plasmó en lo que sería su obra cumbre: la casa E.1027, ubicada en Roquebrune-Cap-Martin, Francia. Conocida gracias Le Corbusier –y en algunos casos, incluso atribuida a su autoría– recogía y mejoraba el legado del arquitecto suizo, pues a pesar de no seguir los cinco puntos a una nueva arquitectura de manera ortodoxa, la casa, en conjunto con su mobiliario, formaban una tesis de vanguardia más radical a lo que propuesto por Le Corbusier.
La arquitectura de Gray: exploración y transformación
“La arquitectura de Gray es una exploración de textura y color, pliegues y capas, cortinas y repeticiones inexactas. En ella hay pantallas transformadas en muros y tapetes combinados con los pisos. Como si hubiera doblado las superficies para convertirlas en espacios, en interiores enteros, en un edificio completo: E.1027. Es una arquitectura queer de superficies en las que la división entre la decoración interior y el edificio es imposible. Es un tapete que se niega a acomodarse”, afirma Katarina Bonnevier en su ensayo Maison en Bord de Mer: Un análisis queer de E.1027 de Eileen Gray.
No se trata de la materialización de ideas vanguardistas impuestas sobre algún cliente, –como lo fue el caso de la casa Farnsworth o la Villa Savoye–. La casa E.1027 fue la manifestación de sus autores por la exploración y el deseo de una vida diferente.
Es difícil no ver paralelismos de pensamiento entre el trabajo de Gray y las ideas plasmadas en el ensayo Una Habitación propia de Virginia Woolf, pues ambos trabajos plantean la necesidad del espacio para la expresión libre del ser. Incluso es claro cómo está obra influyó fuertemente la dinámica del espacio doméstico contemporáneo y la actual obsesión por el monoambiente y los espacios compartidos.
Legado y visibilidad LGBTQ+
Al día de hoy, Eileen Gray es, junto con Philip Johnson, uno de los pocos casos documentados de personas dedicadas al diseño y más puntualmente, a la arquitectura, que activamente formaban parte de la comunidad LGBTQ+, pues la mayoría de historias de diversidad en gremios de diseñadores ha quedado silenciada. Es gracias a los artistas de gran influencia durante la crisis, como Warhol o Haring, que el discurso del orgullo se hace masivo y digno. Hoy en día, a pesar de que sigue siendo poco común ver figuras encumbradas LGBTQ+, ese orgullo ha hecho un eco que nos ha llevado más cerca a la normalización de lo queer, con voces contemporáneas como Tom Ford, cuya formación es la de arquitecto.
